Puerta Principal

Escuchar música, mirar un cuadro, disponer en cierta forma los sentidos...

Hace un tiempo que he abandonado los sonidos que llegan, los instrumentos sonando de una forma armónica o totalmente estridente y caótica, las voces que hilan caminos, que nos muestran con diversos propósitos, o que usamos con alguno nosotros mismos, los oigo, en mis inercias, en las veces que me desconecto de muchos, porque de algún modo me ata alguien, se van entonces en instantes esos ruidos frágiles de mí.
Pues es gratificante oír nuestros logros, y por sobre todo, que otros también los logren sentir, pese a cualquier error, mostrar capacidades, debilidades, miedos, valores: todo se vuelve amor. Da fuerza como una oleada de aire puro, a veces nos desequilibra como un pilar trizado, pero llena el vacío de cualquier corazón, entregar todo en frente de todos, dejar el alma en unos instantes, hilar nuestra propia senda, caminar en lo que queremos ser.
Entregar con el corazón es lo más bello, es la razón de todo esto, pese a que muchas veces tenga diferencias con quien lee estas líneas, y el que quiera entender que entienda lo anterior que escribí, espero que les haga algún sentido, porque está lo fundamental.