In Extremo

Un invierno muy, pero muy frío. De esos que dan ganas de aferrarse fuerte al hogar, al calor, al feliz encierro. Afuera aún quedaban hojas, pero de tonos rojizos, algunas hojas verdes que se quemaron gracias el hielo. La ilusoria nieve de ayer, la onda polar.
Ella juega a hacer patitas de bebé en la ventana con sus dedos, mira el paisaje, el capó del auto blanco, las ramas que se llevaba el viento, los techos voladores, que ella creía que tenían alas. Tenía ganas de llorar, porque el invierno la angustia y el verano le apesta el genio. Sus estaciones felices son la primavera y el otoño, pues en ellas no había extremos, no se ponía morada, ni se le hinchaba su cuerpo.
Huirá de casa por la mañana. Le agobia un poco la vida normal, que tener la familia y amarla, ir a ver a los amigos, estudiar, ganar dinero, jubilar y morirse. Que mientras más grande la casa, serás más feliz. Sino, los matrimonios se odian y se separan...
Y no huirá con nadie.
No, no se irá con su príncipe azul, ni con el secuestrador en serie, tampoco con el hombre que la acosa por Internet, ni menos con el que dice estar perdidamente enamorado de ella. Tiene nostalgia, desea volver a ser niña, y espera quedarse ahí eternamente. Sabe que va a morir si huye, pero supone que no hay cosas mejores, nunca llorará, porque supuestamente es una mujer. Desea que todo sea pequeño, sus sueños y ambiciones, su estatura, sus manos, ver a hombres gigantes, ver a sus hermanos molestándola, no hacer las patitas de bebé con sus manos, sino plasmar su pie en la ventana empañada. Pero no logrará irse, los días pasarán igual, sólo quería tener el coraje de decir que así será. Le causó demasiado placer y satisfacción decirlo, y en su mente se repetía las frases, aferradas, afectadas, que parecían tener tonos rosas, que venían de sus trasfondos más secretos de su pasado, de sus necesidades de amor y de sueños tiernos:
Quiero congelar el tiempo... que se llene todo de nieve, así nadie saldría, así todo volaría, las ramas y los techos, el viento se llevaría todo, hasta el mismo tiempo, hasta a mí, débil y exhausta. Que el tiempo fuera de invierno y escarcha. Como hoy.
Cuestión de supervivencia.